"El jazz es un estallido de belleza nacido de la opresión, la música de la improvisación y la creación colectiva. En su corazón anidan la libertad y la apertura, y por ello pueden abrazarlo culturas de todo el mundo” abría la cita en las bases del concurso.
Dentro de diferentes conceptos que el concurso buscaba comunicar, nos llamó la atención el carácter social que el festival quería transmitir en mensajes como:
El poder del jazz como motor para la paz, el diálogo y la comprensión mutua.
Fomentar la idea de que el jazz no se trata tan sólo de un estilo de música, sino de que contribuye también a la construcción de sociedades más inclusivas, en pos de la dignidad humana, la democracia y los derechos civiles.
Sus ritmos y su diversidad refuerzan la lucha contra todas las formas de discriminación y de racismo.
Por ese motivo, y luego de transitar por varios meses con fuertes demandas sociales, quisimos rescatar el lenguaje impregnado en los muros del centro de Santiago y en su avenida principal a través de frases, rayados e instalaciones de arte callejero.